"Impresión del sol naciente", Claude Monet
El “impresionismo” es
un movimiento artístico surgido en Francia durante la segunda mitad del siglo
XIX y que después se propagó por toda Europa. Se lo considera el principio del
arte moderno, siendo clave para el surgimiento del posimpresionismo y las
vanguardias.
Originalmente
vinculado a la pintura, su concepto luego se desarrolló en otras ramas del arte
tales cómo música (Claude Debussy), literatura (hermanos Goncourt), escultura
(Auguste Rodin), arquitectura, fotografía (pictorialismo) y cine (impresionismo
francés, Abel Gance, Jean Renoir).
Su característica es
que los artistas pintaban teniendo en cuenta la “impresión” que la luz produce
a la vista restándole importancia a la realidad objetiva, se pintaba la “impresión
visual”, destacándose el uso de los colores primarios cálidos, sin mezclarlos,
considerando que cada color es relativo a los demás colores que lo rodean. Se
experimentaba con el manejo de la luz, lo que era considerado imprescindible
para alcanzar la belleza de la pintura. Los colores oscuros prácticamente no se
utilizaban. Se trabajaba en base a pinceladas marcadas que actuaban como puntos
de una policromía, por eso para observar la obra era necesario alejarse de la
misma para que aparezcan las combinaciones de luces, sombras y figuras, los
distintos trazados que aparentaban no tener conexión se transformaban en un
todo unitario. Se buscaba incorporar a la pintura los cambios de luminosidad al
instante por lo que era frecuente que los artistas realizaran su obra al aire
libre en contacto con la naturaleza. Inclusive, muchos pintores dejaban de lado
el dibujo y las líneas coloreando directamente, lo que implicaba una gran
maestría.
La primera exposición de
los cultores de esta corriente fue en 1874, en la "Société Anonyme Coopérative des Artistes, Peintres,
Sculpteurs, Graveurs" de París. En principio fueron rechazados
por salirse de los cánones de la pintura tradicional pero con el tiempo se los
reconoció como la base, el punto de partida del arte posterior a ese
movimiento. En la muestra mencionada se incluía la obra “Impresión” de Claude
Monet, que dio lugar a un crítico renuente a considerar la novedad artística a
denominar como “impresionismo” al flamante estilo artístico.